Apostados frente al acceso principal del puerto , unos 30 marineros en su mayoría correntinos aguardan en vano un milagro que se demora; el añorado embarque. Aseguran que desde hace meses que esperan en el mismo sitio, pero la suerte esquiva aún no los ha visitado. “Lo único que pedimos es que no nos gane el cansancio ni el hambre ni el frío porque dejamos a la familia con muchas necesidades cuando decidimos venir a probar suerte”, señala a Mar&Pesca, Gabriel, un marinero acostumbrado a patear muelles. El trabajador marítimo con años de experiencia se corre del foco, no quiere fotos  y aclara que no vienen a robarle el trabajo a nadie, que tanto él como sus compañeros solo buscan hacer un par de mareas para subsistir. “Algunos nos miran mal, pero todos los que estamos aquí somos gente honesta, si algún correntino cometió algún delito no es nuestra culpa, nosotros venimos a trabajar pero aquí todo se hace difícil”, se lamenta. Otro marinero sostiene que la gente se turna; algunos muchachos van a las plantas, y otros al Somu, pero ahí en el sindicato es peor, porque ni agua caliente para el mate nos quieren dar, quieren que nos vayamos de Deseado, pero la Constitución es clara y la vamos pelear no vamos a abandonar la batalla de soñar con un trabajo digno”, disparó para finalizar.