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Noticias | 17 jun 2014

Fernando Álvarez anticipó que el despido de 70 operarios de la planta de Rawson es irrevocable


  La semana pasada un paro del STIA impidió trasladar langostino a Madryn y el hecho más grave fue que pararon la sala de máquinas y se constató riesgo de explosión por amoníaco. La empresa lo consideró una “injuria objetivamente grave” y despidió con causa a la totalidad del personal. El presidente de la firma Continental Armadores de Pesca, (Conarpesa S.A), anticipó que no dará marcha atrás con el despido de la totalidad de los empleados de la planta Agropez de Puerto Rawson. A pesar de que para el miércoles mañana estaría prevista una audiencia de conciliación en la Secretaría de Trabajo en Trelew, la empresa ratificó su postura y no acatará la conciliación. La firma incluso iniciaría acciones judiciales contra quienes protagonizaron la medida extrema de apagar la sala de máquinas dejando sin frío a las cámaras, y sin mantenimiento al sistema de congelamiento que utiliza amoníaco. Debió intervenir una fiscal que al verificar los riesgos que existían en la planta ordenó el ingreso de personal de mantenimiento para evitar una fuga de amoníaco o una eventual explosión en el interior de la pesquera. Este hecho fue determinante para que la compañía enviara los telegramas de despido a la totalidad de los empleados efectivos que Conarpesa tenía en Rawson. “Dicten o no la conciliación, la medida ya está tomada y esas 70 personas no vuelven a la empresa”, confirmó a la Revista Puerto, Fernando Álvarez Castellano, presidente de Conarpesa, al justificar que hubo causales para los despidos.  Medida de fuerza con bloqueo La cronología de los hechos muestra que todo se originó cuando la empresa suspende a un trabajador que había faltado varias veces sin presentar justificativo. El procedimiento indica que las primeras tres veces se lo amonesta y a la cuarta le cabe una suspensión; si sigue ocurriendo, lo mismo se hace en la quinta y sexta vez, y después se lo despide con causa. “Este trabajador ya estaba por la sexta falta injustificada y se le aplicó una suspensión, no se lo había despedido”, explicó el empresario. “El miércoles la gente, en solidaridad de no sé qué, decide no trabajar. Teníamos un camión de langostino ahí en Rawson y ya que no lo iban a trabajar lo tratamos de llevar a la planta de Puerto Madryn. Pero el STIA nos dice que no van a trabajar y que tampoco nos van a dejar sacar el camión. Y el miércoles a las 8 de la noche se ponen a quemar gomas en la puerta de la planta”, relató Álvarez Castellano al describir cómo se produjeron los acontecimientos. “Apagaron los equipos con la mercadería adentro” “Vamos a la policía y hacemos la denuncia como corresponde. Pero a las 4 de la mañana le dicen a la gente que trabaja en la sala de máquinas que se vayan, entran y paran todos los equipos con mercadería adentro”, señaló. El estado de situación era “el camión sin poder salir de la planta y la sala de máquinas parada; esto último es peligrosísimo porque tiene amoníaco y requiere de un protocolo permanente de control por razones de seguridad”, sostuvo el presidente de Conarpesa. Sobre las acciones de la firma, indicó que “el miércoles el abogado de la empresa constata con escribanos, quiénes eran los que llevaban a cabo la medida, que eran los setenta. Quedó verificado que quemaban gomas, que no dejaban salir el camión”, precisó. Riesgo de vida “El jueves por la mañana se hace una presentación en la Fiscalía de Rawson por la urgencia que significaba que se hayan parado las máquinas, y tras ello se apersona la fiscal junto con la policía, ingresa a la planta y constata que están paradas las máquinas y que había olor a amoníaco, y les obliga a quienes estaban en el portón a que ingrese la gente de mantenimiento para poner a funcionar los equipos antes que se produjera un desastre porque pudo haber una fuga de amoníaco, pudo haber explotado eso, hubo riesgo de vida para la gente con la medida que tomaron”, relató el empresario. Por la gravedad de la medida que tomaron de apagar los equipos, es que Conarpesa resuelve despedir con causa a los setenta operarios que realizaron el paro señalándose que hubo “injurias objetivamente graves” que dan lugar a las cesantías, además de la retención de materia prima, entre otras; pero el principal argumento de los despidos es el riesgo y el peligro que representó haber bajado la llave dejando sin energía los equipos de congelado. “El STIA tiene todo el derecho de hacer un paro si lo creen conveniente, pero esta nueva metodología de entrar y apagar todo, con el riesgo que ello implica, no lo vamos a permitir. No vamos a dar marcha atrás con los despidos. Tiene que haber un antes y un después tras este acontecimiento. Las autoridades deben saber que hay cosas que no se pueden hacer y no se las puede justificar de ninguna manera”, concluyó Álvarez Castellano.
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