viernes 29 de marzo de 2024 - Edición Nº4433

Noticias | 6 ene 2020

Dederico el Capitán de Ultramar


Por Daniel Molina Carranza: En los albores de 1900 en el puerto de Buenos Aires cuando inicié los trámites de inmigración, (Mi nacionalidad era alemana) el empleado que debía confeccionar mis papeles de adopción a la ciudadanía argentina y habilitar mi título alemán como capitán de la Marina Mercante, me pregunta mi nombre, le contesto Hans Dieter Arfs . Y ahí comienza su angustia de traducción. HANS no era problema porque la traducción es fácil: Juan, ¿pero Dieter? Me mira ilusionado y me pregunta si Dieter es Diego, le contesté: No Sr. pues Diego es un típico nombre español, sería eventualmente una abreviación de Dietrich! Sus ojos brillaron y dijo ahora tenemos la solución: pues Friedrich en castellano es Federico y a Ud. lo vamos a llamar Dederico! Así pase de alemán de la liga Hanseática a ser el ciudadano argentino y Capitán de la marina Mercante argentina Juan Dederico Jansen. El cambio de la H por J, en el apellido fue la otra sorpresa. Pero ya no tenía ganas de discutir. Yo había llegado al rio de la Plata con la Hamburg-Südamerikanische (Compañía de Navegación a Vapor Hamburgo Sudamericana), que gracias a la inteligente idea de su agente marítimo Don. Alberto Dodero se había convertido en la Línea Nacional del Sur, los buques cambiaron su bandera y nombre, adoptando la enseña argentina y nombres vernáculos. Algunos marinos como era mi caso también habíamos adoptado la nueva ciudadanía para reforzar el cuadro de oficiales mercantes. La ciudadanía argentina impidió que fuera convocado para la guerra grande y me evitó ir preso en 1915 cuando mi buque, el vapor Presidente Mitre, fue capturado por los ingleses en la rada del Rio de la Plata regresando de la Patagonia. La excusa de la arbitraria captura por parte de los ingleses era que el presidente Mitre era un buque alemán con bandera de conveniencia. Lamentablemente no tuvieron mi misma suerte algunos de mis marineros alemanes que fueron apresados y trasladados a Montevideo. Reconozco que el gobierno alemán veía con Buenos ojos nuestra presencia en el cono sur y éramos consultados permanentemente por la embajada germana, sin llegar a ser agentes de inteligencia. Navegábamos la línea de cabotaje al sur argentino trasladando, pasaje, carga y ganado. Mis primeros y segundos oficiales eran argentinos nativos y habían egresado de la escuela de Pilotos, en la época que yo llegué al país. Buenos oficiales que tenían la ilusión de lograr el comando de alguna de nuestras naves, acción que en mi caso particular apoyaba, conocedor de que entre ellos había surgido la preocupación de que los europeos con experiencia y nombre les ocupaban los lugares más deseables en la flota argentina. Por ejemplo, en la sociedad de navegación a vapor Nicolás Mihanovich, no había plaza para los criollos, pese a tener la flota más numerosa. Diferente situación era en nuestra empresa, pero la verdad es que no había plaza para todos. Los primeros en organizarse sindicalmente fueron los marineros y los foguistas con la Federación Obrera Marítima y los maquinistas navales con su Centro. Los oficiales de cubierta veían la necesidad de crear un organismo gremial para la defensa de los intereses comunes y quienes ya teníamos experiencia en centros gremiales de otros países les hacíamos ver la diferencia en la conformación de una sociedad gremial debido a nuestras responsabilidades comparadas con la del resto de la tripulación, y a su vez, por ser los representantes de los armadores en el mar. Realmente era todo un tema. Lo mismo en cuanto a los reclamos, dado que lo primordial eran la defensa de los puestos de trabajo a bordo, sobre los extranjeros, más que una defensa de horas de trabajo o mejoras salariales. Así fue que el primer Centro tuvo corta duración, se fundó en 1903 pero la presión de los armadores en especial don Nicolas Mihanovich, iban a llevar a la incipiente agrupación al fracaso. Entonces algunos oficiales argentinos pese a nuestros consejos en contra, buscaron asociarse con la Federación Obrera Marítima, lo cual tensó más la situación con los armadores restringiendo más aun la incorporación de oficialidad de cubierta egresados de la Escuela de Pilotos, máxime después de la huelga de 1906 de los marineros y foguistas. Cuando en 1911 se decreta la ley de cabotaje se abre una ventana para los marinos mercantes argentinos y me recuerdo que lo celebramos en el barco con un brindis de champagne que yo tenía para ocasiones especiales. Luego nos sorprendió la Gran Guerra, que es cuando les comenté que fuimos apresados por los ingleses. Luego los lamentables sucesos de los hundimientos de la goleta Monte Protegido y el vapor Toro por parte de los submarinos alemanes, fue creando un sentimiento anti germánico en la población. Mihanovich muy unido de siempre al Imperio Austro Hungaro evaluó la conveniencia de vender su empresa y Alberto Dodero fue la persona indicada para la compra. Esta nueva gran empresa de fin de guerra y el faltante de personal naval europeo daba la oportunidad de incorporar a todos los argentinos. Así es como en septiembre de 1918 en el local cedido por los maquinistas Navales se funda el Centro de Capitanes de Ultramar, Pilotos y Pilotines de la marina Mercante Nacional y yo, el alemán Dederico pase de ser un simple espectador a ser miembro de esa sociedad sindical de marinos argentinos, para mí el final más feliz. Nota del Autor :Historia recreada en hechos reales. Dederico existe y fue combatiente alemán en la segunda guerra mundial. El cuento me permitió jugar con el tiempo, y la guerra. Lo importante que mi amigo Dederico se volvió a llamar Dieter en Alemania y es uno de los padres de la pesca comercial en Argentina. Trajo más de 20 barcos pesqueros a la argentina, la mayoría famosos. Tengo el orgullo de ser su amigo y cada vez que puedo voy a Hamburgo. Siempre nos escribimos
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