Tras cumplir 6 años de mandato, el intendente local Luís Ampuero se adjudicó haber sido el artífice que sacó a flote a la comunidad luego del triste episodio de la quema de las pesqueras. “Mi primer periodo de gestión fue de conocimiento y de recomponer a la sociedad después de lo que nos paso el 20 de julio del 2007 con la quema de las pesqueras. Fue ponernos a trabajar mucho con todos los sectores sociales para sacar adelante la ciudad con lo que teníamos y pensando en una buena planificación económica”, sostuvo convencido, ignorando acaso que en aquella jornada negra se perdieron cientos de puestos de trabajo y que pese a los jugosos subsidios con los que se alzaron algunos actores, hubo empresas de servicios que cerraron sus puertas y trabajadores que nunca pudieron reinsertarse en la pesca.  “El enviado de Dios” Las declaraciones de Ampuero vertidas en una de las tantas y pomposa gacetillas con graves errores de sintaxis que diariamente abonan las redacciones de los diarios regionales clamando un espacio que muchas veces le es negado,  apuntan a tratar de convencer de que el estado de tranquilidad en la que se encuentra el sector de marinería se debe a su gestión y no a la formidable campaña de los recursos calamar y langostino que posibilitó el pleno embarque. “No hay que tomar en serio esas declaraciones, Ampuero quiere ser de nuevo intendente y cualquier cosa le sirve para hacer campaña, si ayer nos dijo que Dios le dio un mandato para gobernar de nuevo  Deseado, que él es un enviado de Dios y que gracias a sus oraciones se multiplicaron los peces y los estiba dejaron de armar kilombo”, sostuvo divertido uno de sus más estrechos colaboradores.